sábado, agosto 26, 2006

Día 22 (¡Último día!)

Ante todo aclaro que soy conciente de que el post anterior, sobre el día 20 y 21, está horriblemente redactado y que cuando digo "el martes..." tal cosa y "el 21..." tal otra me refiero siempre AL MISMO DÍA, que cayó martes, claro. Y del lunes -el 20- creo que no hablé, o si hablé fue demasiado poco. ¡Pero eso ya no imporrrrrta! Porque la obra acabóse hace raaato ya, y yo recién ahora me digno a publicar las maravillosas fotos del festejo. Pero antes, mis ya clásicas viñetas:

  • El último día llegó como el amor, ¡sin avisar! A Martín se le ocurrió que terminaban (después confesó que al día siguiente tenía otro trabajo previsto) y así le dieron con tutti al rellenito rojo de la junta de dilatación que no quería agarrar por la humedad del ambiente, que estaba bastante asesina como de costumbre, hasta las once de la noche. Sí, señora, señor, ¡hasta las once de la noche!
  • Pero lo sobrellevamos amenamente, incluso Pi que -¡pobre!- todavía sufría por la patada al hígado que le dió un mural que había visto el día anterior. Pero a fuerza de la insistencia de Doña Nadja y del hambre y la sed de vino que nos vino a todos, el gaucho urbano se arremangó -aunque en la foto no se note- y se puso manos a la olla.

El Gaucho Urbano y su olla de chorizos grasientos

  • Quiero que tú, lector casual, que estás en tu casa, leyendo y perdiendo el tiempo aquí, cierres por un instante tus ojitos (pero terminá de leer, salame) y te imagines el maravilloso aroma que salía de esa olla donde flotaban y/o buceaban alternadamente (en realidad no sé, porque mucho no miré... las ganas de vomitar me lo impedían) unos cuantos chorizos. ¡Guácale!
  • Claro que después los metimos en la parrillita del horno. Pero parece que el procedimiento vomitivo de hervirlos era necesario por la cantidad de grasa que trae el chorizo.
  • Ya está, abrí los ojos ahora. Ya pasó. Destapáte la nariz.
  • ¡Ah! Y no hicimos los choripanes en la parrillita en la terraza porque nos pareció que iba a ser demasiado lío y demoraríamos demasiado tiempo ¡y además hacía un frrrrrrrrío!
  • El chimichurri del gaucho urbano se pasóóó... Aplaudimos y todo. Pero la cocina quedó hecha un lío, cuando encuentre un señor que cocine rico y deje todo prolijo, no sé que hago pero por lo menos me voy a asombrar. (El chino de canal Gourmet es así, recontra prolijo y limpio... Uno de mis ex que en total son 1 y 2/3 (o sea, 1 ex, 1/3 de otro ex y 1/3 de otro) era prolijo, pero cocinaba ravioles del Eki que sabían peor que el olor de los chorizos (¡ehh... pa' tanto no!)
  • Eso es todo, no voy a agregar más porque nomedalagana.
  • Vino vá, vino viene, obviamente nos entretuvinos... ¡...vimos! Y si no me creés, mirá las fotos.

¡Los Pulidores también vinieron!

Los auténticos Pi y Margall

Completamente... Pi, I y Margall

De izq. a der.: Pi, I, Margall, Agust y Mart Ín.

  • ¡Graciaaaaaaaaas!
  • FIN.

Epílogo de color:

¡Y no publiqué foto de la terraza terminada!

¡Ja! ¡Ja! ¡Qué cabeza de papafrita!

Bueno... ¡proximamente!

jueves, agosto 10, 2006

Día 20 y 21

  • ¡Volvió Agustín! Dice que anduvo enfermo toda la semana. El martes llegó y pidió rápido una cucharita, para comerse su yogur antes de que llegara Martín. ¿Por qué? le pregunté. Porque Martín no quiere que coma yogur... ¿Cómo que no? lo interrumpí. Y no, porque quiere que no haga nada, que llegue y me ponga a trabajar... ¡Eh, bueno! ¡Pero un yogur! le dije yo. La verdad que este Martín está medio loco, es un obrero workaholic.
  • El 21 además vino la dueña de casa, con lo cual este blog se volvió completamente inútil, y ésa es la razón por la cual tardé tanto en volver a publicar. De todas formas sigo escribiendo, porque a pesar de todo es un impulso que me supera, es decir, una necesidad... ¡la de ver este blog terminado!. Como la terraza.
  • La dueña de casa demoróse como 24 horas para ir a chusmear cómo va quedando allá arriba... ¡Humpf! :( La perdonamos sólo porque después del supergranizo que les dejó celulitis a los autos porteños, el tiempo en Buenos Aires si bien "amejoró", como dice Martín, también nos azotó con un frío polar que nos tuvo a todos tiritando. La verdad es que subir a la terraza era un suplicio.
  • Suplicio o no, Martín y Agustín se la pasaron allá arriba y Martín tan workaholic que se quedó como hasta las 8 o 9 de la noche. Por supuesto que Agustín muy inteligentemente ya se las había tomado en su horario habitual de las seis y diez.
  • El martes nos divertimos toda la tarde con Pi y además recibimos la visita de mis recientes huéspedes, Los Pulidores. Éstos se habían quedado aquí en el Marianita´s Hotel domingo y lunes y dicen que el servicio es * * * * * (cinco cucarachas) a pesar de que yo lo había calificado sólo con cuatro. No se pudieron quejar, tuvieron run sérvis, desayuno con alquiler gratis de exprimidora de naranjas en caso de querer hacerse un jugo (quisieron), sacotinos a los cuatro quesos con crema riquita con jamón y ciboulette de la huerta del hotel para la cena y servicio despertador a cargo de Lulú.