sábado, julio 22, 2006

Día 13

  • Al grano. Ahí van las fotos de hoy (de ayer, en realidad):


  • Del otro lado también te muestro, aunque la foto haya salido medio oscura:

  • ¿Viste? ¡Supimpa!
  • Lo de la Ínterna sigue como siempre. Cuando llegó Martín a la mañana me dijo de entrada: "¿Y Agustín? ¿No vino, no?" Es que estaba anunciado lluvias y como la vez anterior había faltado... Pero, uff, ¡menos mal que Agustín no lo escuchó! (creo...) Ya estaba hacía un rato esperando arriba. "¡Qué ganas de quedarme durmiendo hoy! -había dicho Agustín- pero bueno, hasta que llegue Martín tengo tiempo de dormir una horita..." y se rió.
  • Quedó muy sentido, supongo, con lo del tema de la llave. "No puede ser -decía- él es el que me trae a trabajar y después me deja solo... Es un tonto, porque si yo me mando una él también tiene un poco la culpa porque él me trajo a trabajar, ¿entendés? Nooo, con Martín es medio peligroso... Parece buenito él, ¿viste?, cuando lo mirás... Pero nooo... Eso no se hace, no está bien... Encima me decía "vos la perdiste, vos la perdiste" y yo me quería matar, ¡qué la voy a perder yo! Noo..."

La nota de color

El caos de irala no es sólo puertas adentro, sino que se extiende a toda la calle, sobre todo hoy, sobre todo entre Pi y Lcomayo y Pimargal.

Hoy, sábado, un precioso día fresquito y soleado, hubo bardo acá enfrente de nuevo, en el edificio de la esquina de Pi y Lcomayo. Parece que se agarraron a trompadas dos pibes... Bah, parece ser que uno le pegó al otro con un bate de béisbol. Escuché que alguien dijo "mirá cómo le abrió la cabeza" pero lo cierto es que yo sólo vi a un pibe lastimado en la pierna y en la mano, el de la cabeza no lo vi nunca, ni sé si existió. Las chicas, amigas y hermanas de los pibes, todavía los mantenían separados empujándolos en direcciones opuestas y diciendo "basta, por favor, por favor te lo pido, basta". Lo verdaderamente increíble fue la madre del chico bateado -en adelante "El Bateado"- que salió a cagarse a puteadas con el padre del chico bateador -en adelante "El Bateador". Y le decía:

-¡Calláte, hijo de puta, que tu hijo lo viene a buscar al mío! ¡Tu hijo vende droga, pelotudo!

-¡Qué decís! ¡Dáte cuenta y hacé algo, pelotuda, ¿no ves que tu hijo es un drogadicto, pelotuda?!

-¿Qué? ¿Qué te pasa hijo de puta? ¡Tu hijo lo viene a buscar a mi casa, tu hijo es un drogadicto de mierda!

-Tu hijo es el que vende droga, es un traficante...

-¿Qué, qué? ¡Pero vení para acá hijo de puta! ¡hijo de puta! -y ahí la tuvieron que agarrar porque se le iba encima al tipo con el bate en la mano.

El padre aprovechó que la habían inmovilizado entre dos o tres para despacharse con toda libertad contra ella. Ella hervía y, al estar agarrada de los brazos, levantaba las patitas de la bronca... como pataleando. Al rato bajó la mujer del tipo y empezó a putearla también y le decía "pedazo de pelotuda..." no se qué, y otra vez "pedazo de pelotuda..." y así. En eso saltó la hija, la hermana de El Bateado, en contra de la mujer, es decir, de la madre de El Bateador, y en defensa de su propia madre - y la del Bateado, se entiende... Ahí tuvieron que salir cinco a agarrarlas a las dos. Y a todo esto llegó un patrullero y luego otro y otro. Más adelante vino la ambulancia del SAME, pero no me pude fijar si metieron a alguien adentro, me dio la sensación de que no. Al final, como sucede siempre que pasan estas cosas, los canas se quedaron tomando declaración del Bateador y del Bateado y de todos los batetestigos atrás del arbolito de enfrente, con lo cual nunca puedo ver ni escuchar nada y termino entrando en casa otra vez a seguir con mi música y mi latín. No sé por qué siempre se tienen que poner a declarar atrás del arbolito...